La pornografía es reiterativa, cansadora, recursiva, se alimenta de un número limitado de interacciones corporales. Como si miembros y vaginas, culos y pechos fueran piezas anatómicas modulares, donde varían únicamente los niveles de intensidad con que son expuestos y combinados. Esta búsqueda de variedad los relega al ámbito de lo risible y estrambótico. Los condena también a una ridícula e inagotable forma de experimentación. Los disocia del mismo cuerpo al que pertenecen. Esta repetición incesante podríamos decir que es su propio primer plano.
Fragmento texto INCURABLE
Carlos Benavente F.
Fragmento texto INCURABLE
Carlos Benavente F.